Los informes tienen el rótulo de “secreto”. Son varios y tiene fecha del pasado primero de abril. Para esa fecha la minga llevaba varios días de bloqueos y el ambiente en el Cauca y la vía Panamericana ya estaba bastante agitado.
Los documentos, a los que tuvo acceso SEMANA, tienen lo que los expertos en inteligencia llaman “información dura”, es decir fuentes directas y tomada por medios técnicos. Extractos de estos elementos son usados por los analistas de inteligencia que, basados en esa información, hacen análisis y proyecciones para producir estos documentos que son considerados de seguridad nacional.
Uno de estos relata los hallazgos y los movimientos que vienen realizando los integrantes de la minga. En uno de esos informes de comienzo de abril se detallan reuniones de integrantes de Cumbre Agraria, el pasado 28 de marzo en Bogotá, en donde acordaron ”aprovechar el escenario político y de protesta en el Cauca para iniciar actividades de movilización…”. “…Diversos sectores campesinos, indígenas, sindicales, universitarios y transportadores vienen coordinando su participación en el paro nacional del 25 de abril…”, dicen algunos de los apartes. “Se definieron actividades para el paro nacional y están estructurando un pliego de peticiones unificado de todos los sectores sociales…”. “…Generarían afectaciones a la movilidad en los departamentos de Cundinamarca, Cauca, Huila y Tolima. Pretenderían aislar Bogotá, generando bloqueos en los túneles que conectan la capital con el Meta y en Usme, Soacha y calle 13”, afirma otro de los apartes con la información sobre lo que se planea en el paro anunciado para el próximo 25 de abril.
En algunos párrafos de uno de los extensos documentos secretos hay detalles que cobran particular importancia hoy, un día después de la frustrada reunión entre el presidente Iván Duque y los indígenas del Cauca. Hace casi dos semanas las agencias de inteligencia sabían que los indígenas buscarían poner en una encrucijada al presidente.
En efecto, ayer el mandatario estuvo durante varias horas esperando la cita que no se dio debido a que los representantes de la minga exigían que el presidente acudiera al lugar que ellos querían. El Gobierno por su parte, argumentando razones de seguridad, pidió a los indígenas efectuar el encuentro en un lugar con capacidad para 200 personas donde Duque no corriera peligro. La cita finalmente no ocurrió.
Los indígenas “estarían tomando como referente la minga de 2008, para que el señor presidente de la república viaje al Cauca. Una vez allí será citado a plaza pública en donde le realizarán un debate político. Los lugares propuestos serán El Pital o Caldono. Los indígenas argumentarán que los temas que se exigen son de interés nacional…”.
Con base en esta información, obtenida en los últimos días de marzo, se produjo el documento secreto. Allí los analistas proyectan que en caso de que el presidente acepte acudir al lugar las circunstancias de seguridad harán inviable la reunión. “Lo cual será aprovechado por los indígenas para demostrar que el Gobierno no tiene voluntad”.
Varias cosas son reveladoras y graves de este documento que deja muchos interrogantes. El primero de ellos es que no es claro si este análisis secreto le fue presentado al propio Duque o a sus asesores más cercanos en la Casa de Nariño. De ser así, el mandatario habría tomado la decisión de ir al Cauca, siendo consciente de que existía una alta posibilidad que no se concretara el encuentro.
Sin embargo, esto es poco probable. El costo político para Duque y su Gobierno del episodio que se conoce como La silla vacía de la minga, ha sido grande. Esperar más de tres horas en una escuela en Caldono para que finalmente los indígenas decidieran no reunirse con él, golpea su imagen.
El otro escenario es más complejo. Implica que las agencias de inteligencia no le están haciendo llegar información clave el jefe de Estado. O en el mejor de los casos, esta fluye y no es valorada adecuadamente por los asesores de la Casa de Nariño o la DNI.