Elecciones en Brasil Bolsonaro y Lula Da silva se alistan para el último debate

Elecciones en Brasil Bolsonaro y Lula Da silva se alistan para el último debate Este viernes será el último cara a cara antes de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y su contrincante, el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva, protagonizarán este viernes el último cara a cara antes de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del domingo.

El debate entre Bolsonaro y Lula será la noche de este viernes en el canal de televisión Globo, el de mayor audiencia en el país, y será una de las últimas oportunidades de ambos candidatos para convencer a los indecisos antes de los comicios más reñidos de los últimos tiempos.

Lula llega como favorito, pero por poco”, resumió el politólogo Felipe Nunes, profesor de la Universidad Federal de Minas Gerais.

“Es una elección histórica. Difícilmente veremos en los próximos años una disputa con ese nivel de enfrentamiento, de polarización, entre dos líderes de masas que ya gobernaron el país y que llegan muy competitivos”, apunta Nunes.

El líder de la ultraderecha brasileña, quien aspira a un nuevo mandato de cuatro años, ha intentado en la recta final de la campaña atajar la distancia que le separa de Lula, al que la última encuesta publicada la víspera otorga un 49 % de intención de voto, frente al 44 % del capitán de la reserva del Ejército.

El mandatario ha intensificado el ataque a las instituciones al sembrar dudas sobre la fiabilidad de las urnas electrónicas, utilizadas en el país desde 1996, y a la propia corte electoral, a la que acusa de favorecer a su contrincante.

Bolsonaro dio un paso más esta semana y presentó una denuncia ante el Tribunal Superior Electoral (TSE) alegando que un número no precisado de radios no transmitieron la propaganda gratuita de su campaña, pero fue desestimada por la corte.
La campaña de Lula, por su parte, considera la maniobra de Bolsonaro una “táctica” para impugnar una eventual victoria del líder del Partido de los Trabajadores, quien busca su tercer mandato tras gobernar Brasil entre 2002 y 2003.

Lula ganó la primera vuelta de las elecciones del 2 octubre con un 48,4 % de los votos, frente al 43,2 % que obtuvo Bolsonaro, que aspira a un nuevo mandato de cuatro años. Como ninguno de los candidatos obtuvo más de un 50 % de los votos, ambos candidatos se medirán en una segunda vuelta.

Analistas ya esperaban una campaña de alto voltaje rumbo a la segunda vuelta. Pero los ataques en las redes y la televisión, plagados de desinformación, acapararon el debate público.
El lado bolsonarista acusó a Lula de querer cerrar iglesias, promover la “ideología de género” en las escuelas y hacer un pacto con el “diablo”.
La campaña lulista contraatacó asociando a Bolsonaro a la pedofilia y al canibalismo.

“Las autoridades deben tomar todas las medidas disponibles para combatir la desinformación, proteger la libertad de expresión y garantizar que todos los ciudadanos” puedan votar, dijo en Ginebra Ravina Shamdasani, portavoz de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU.

“Es una elección polarizada en que la guerra de los índices de rechazo será definitoria para determinar el vencedor”, señala Nunes.

La consultora Quaest, que Nunes dirige, detectó en sus encuestas que “la mitad de los electores que votan a Lula lo hacen para sacar a Bolsonaro. Y la mitad de los que votan a Bolsonaro lo hacen para que Lula no vuelva”, relata.

A quienes eligen a Lula por convicción los mueve sobre todo el recuerdo de tiempos mejores, cuando el izquierdista dejó el poder con una popularidad de casi 90 % tras una gestión en la que 30 millones de los más de 200 millones de brasileños salieron de la pobreza.

“Apoyábamos a Lula entonces y lo apoyamos ahora”, dice Ana Gabriele dos Santos, una granjera de 25 años que creció escuchando cuánto sus programas sociales ayudaron a la región semiárida de la región noreste, bastión del lulismo.

La popularidad de Bolsonaro menguó tras su respuesta negacionista a la pandemia pero tras negarse a paralizar los motores del país recuperó terreno con un leve mejora de la economía, un aumento en agosto de las transferencias monetarias a los más pobres y su insistencia en la defensa de valores conservadores como “Dios, patria y familia”.

“Es como nosotros”, dijo el empresario Gilberto Klais, habitante de Nova Santa Rosa (sur), la segunda ciudad que más votó al presidente en el primer turno (82 %) Elecciones en Brasil Bolsonaro y Lula Da silva se alistan para el último debate